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Un grupo de profesionales, todos triunfadores en sus respectivas
carreras, se juntó para visitar a su antiguo profesor. Pronto la charla
devino en quejas acerca del interminable "estrés" que les producía el
trabajo y la vida en general.
El profesor les ofreció café, fue a la cocina y pronto regresó con
una cafetera grande y una selección de tazas de lo más ecléctica: tazas
de porcelana, plástico, vidrio, cristal, unas sencillas y baratas, otras
decoradas, unas caras, otras realmente exquisitas.
Tranquilamente les dijo que escogieran una taza y se sirvieran un
poco del café recién preparado. Cuando todos se sirvieron, el viejo
maestro se aclaró la garganta y con mucha calma y paciencia se dirigió
al grupo: "Se habrán dado cuenta de que todas las tazas que lucían
bonitas se terminaron primero y quedaron pocas de las más sencillas y
baratas; lo que es natural, ya que cada quien prefiere lo mejor para sí
mismo".
Ésa es realmente la causa de muchos de sus problemas relativos al
"estrés". Continuó: "Les aseguro que la taza no le añadió calidad al
café. En verdad la taza solamente disfraza o reviste lo que bebemos.
Lo que ustedes querían era el café, no la taza, pero instintivamente
buscaron las mejores. Después se pusieron a mirar las tazas de los
demás".
Ahora piensen en esto: La vida es el café.
Los trabajos, el dinero, la posición, etc., son meras tazas, que le
dan forma y soporte a la vida y el tipo de taza que tengamos no define
ni cambia realmente la calidad de vida que llevemos. A menudo, por
concentrarnos sólo en la taza, dejamos de disfrutar el café.
La gente más feliz no es la que tiene lo mejor de todo, sino la que hace lo mejor con lo que tiene.
Vivan de manera sencilla. Tengan paz. Den amor y actúen
generosamente. Sean solidarios y solícitos. Hablen con amabilidad.
Respeten a sus semejantes.
Recuerden que la persona más rica no es la
que tiene más, sino, la que necesita menos.
Disfruta tu café!.
1 Tesalonicenses 5.18
Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para vosotros en Cristo Jesús.
Enviado por Ricardo Hinestroza |