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Yo el Señor la guardo, cada momento la regaré; la guardaré de noche y de día, para que nadie la dañe. Isaías 27:3
Cuando habla el Señor en su propio nombre, y no por la voz de un profeta, su palabra tiene una singular importancia para las almas creyentes.
Aquí se nos dice que el Señor mismo es quien guarda la viña; no la confía a nadie, sino que Él es quien la cuida personalmente.
¿No están bien guardados aquellos a quienes el mismo Dios gua... Leer más!
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