Por diez años Tomás Edison intentó construir una batería de almacenaje de cargas eléctricas.
Sus esfuerzos, estrangularon en gran medida sus finanzas. En Diciembre de 1914, una combustión espontánea en su estudio casi lo llevó a la ruina.
En minutos todos los compuestos empacados para discos o cintas y otras sustancias inflamables ardieron en llamas. Aunque los departamentos de bomberos vinieron de ocho pueblos circundantes, el intenso calor y la poca presión de agua provocaron que fuera inútil extinguir las llamas.
Todo quedó destruido. El daño excedía a los dos millones de dólares, los edificios de cemento que se consideraban construidos...