Conducía de vuelta a casa alrededor de las cinco, tras de una reunión, atascado en el tráfico del Bulevar Colorado, cuando el auto comenzó a fallar y se apagó a duras penas pude empujarlo, maldiciendo, a una estación de gasolina, contento solamente de no estar obstruyendo el tráfico y que tendría un lugar más tranquilo para esperar la grúa. Ni siquiera se podía enderezar. Antes de que pudiera hacer la llamada, vi a una mujer saliendo
de la tienda de conveniencia que pareció resbalarse sobre el hielo y cayó sobre un dispensador de combustible, por lo que me levanté y fui a ver cómo estaba.
Cuando llegué donde estaba, parecía más bien que había sido más sobrecogida por el llanto que por la caída; era una joven mujer que se veía bastante desaliñada con ojeras alrededor de sus ojos. Dejó caer algo cuando la ayudaba a..