Por tanto, así dice El Señor acerca del rey de Asiria: no entrará en esta ciudad, ni echará saeta en ella; ni vendrá delante de ella con escudo, ni levantará contra ella baluarte. 2 Reyes 19:32.
Senaquerib no molestó a la ciudad. Después de haberse jactado con soberbia, no pudo llevar a cabo sus amenazas. Dios puede contener inmediatamente a los enemigos de su pueblo para que no ejecuten sus deseos. Cuando el león tiene en sus quijadas al cordero, el gran Pastor de las ovejas puede arrebatarle su presa.
El apurado trance en que nos hallamos, puede ser una hermosa ocasión para que se manifiesten más claramente el poder y...