Esta bendición del sumo sacerdote constituye en si misma una promesa. La bendición que nuestro gran Sumo Sacerdote pronuncia sobre nosotros seguramente tendrá su efecto, porque expresa la voluntad de Dios. ¡Qué delicia vivir bajo la bendición divina! Esto infunde un aroma delicioso a todas las cosas.
Si somos bendecidos, todos nuestros bienes y todas nuestras alegrías serán bendecidas; nuestras pérdidas y aflicciones también lo serán. La bendición de Dios es profunda, real, efectiva. La bendición del hombre puede consistir sólo en palabras; pero la de Dios enriquece y santifica. Lo que más...