“No es tu aptitud, si no tu actitud, lo que determina tu altitud.”
Cuentan que una pequeña, bien perfumada y orgullosa anciana de 85 años, completamente vestida cada mañana a las 8 horas en punto, con su cabello arreglado a la moda y el maquillaje perfectamente arreglado, se mudaba a un asilo. Su esposo de 88 años había muerto recientemente, lo que motivó la mudanza.
Después de esperar varias horas pacientemente en el recibidor del asilo, sonrió con dulzura cuando se le dijo que su cuarto ya estaba listo. Mientras se desplazaba con su andadera hacia