Un joven predicador fue invitado a último momento para que predicase un sermón en la iglesia de su ciudad. Siguiendo un impulso, usó como tema uno de los Diez Mandamientos: “No hurtarás”.
A la mañana siguiente, subió a un autobús y le dio al conductor un billete de un dólar. El conductor le dio el cambio y él se dirigió a la parte trasera del vehículo. Echando un vistazo al cambio antes de guardarlo en su bolsillo, el hombre observó que el conductor le había dado diez centavos de más. Su primer
pensamiento fue: La compañía de autobuses no se dará...